Los koalas
cuentan con una amplia variedad de sonidos, que les permiten comunicarse a
grandes distancias.
Tanto las
hembras como los machos gritan cuando tienen miedo. Emiten un ruido fuerte,
como el de un bebé cuando quiere comer, que se produce en situaciones de estrés
y normalmente suele ir acompañado de temblores.
Los machos
producen una especie de ronquido para manifestar tanto su presencia como para
demostrar su posición social. A menudo suena como un ruido lejano, como cuando
se pone en marcha una moto o como cuando gruñe un cerdo.
Los machos se
ahorran el gasto energético que emplearían en una lucha mediante el uso de los
sonidos para establecer su posición dominante. Durante el período de
apareamiento gritan frecuentemente y con intensidad, para que los otros koalas
perciban la posición del que grita.
Las hembras no
aúllan tanto como los machos. Sin embargo, sus gritos sirven tanto como aviso
de agresión o como parte de su comportamiento sexual. Pueden ser poco
amenazadoras cuando intercambian unos suaves chillidos con sus crías; pero
también, agresivas cuando gruñen expresando su enfado o su malestar. A veces se
les puede escuchar emitir un sonido parecido al canturreo o al susurro de una
persona.
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